Viajar en tren

Estoy en el asiento 7A del coche 5 de un tren Al vía que se dirige a Barcelona desde Bilbao. Son más de 6 horas de trayecto, pero no me preocupa. Estoy feliz, porque viajar en tren me gusta, y cuando no tienes prisa por llegar es una gozada. Puedes caminar por los vagones, y lo mejor , mirar a través del vidrio el paisaje cambiante de este país, uno de los más variados en cuanto a ecosistemas del mundo. ¡qué gusto!

Mañana es un día clave, no puedo revelar mucho porque la superstición recomienda no hacerlo sobre aquellos planes que quieres que te salgan bien. Un cambio se acerca, y siento la irrefrenable emoción del vértigo mezclado con el traqueteo del tren.

Gracias a la vida.

Tiempo

Hace mucho tiempo que no comparto ninguna reflexión en mi blog. No han sido tiempos fáciles, no ha corrido por mi mente la inspiración ni he sentido la clarividencia que produce la lucidez cuando brilla la claridad en el cielo de las ideas. Digamos que mi cabeza se ha llenado de nubes, y que el invierno ha sido largo, mucho, más que nunca quizá. Sin los momentos malos nadie es capaz de apreciar lo bueno. La vida me sigue regalando un nuevo sol cada dia, aunque lo tapen las nubes, y eso no es moco de pavo. Gracias, a la vida, que me ha dado tanto.

Con una sonrisa basta

La verdad que como Bilbao es una ciudad no muy grande y bastante manejable no cojo demasiado el metro, pero hoy se ha dado la ocasión y he vivido una situación a bordo de él que quiero compartir.

Dos estaciones después de haber subido al vagón han entrado a él un chico y una chica de aspecto deteriorado y demacrado, parecía bastante evidente que son o han sido muy consumidores de drogas. Se han sentado cerca mía. Unos momentos después ha llegado un hombre suramericano de mediana edad con su guitarra y ha comenzado a tocar una canción que, siendo sincero, me ha parecido realmente buena, de una melodía exquisita y con una letra muy cuidada.

Más tarde, cuando el espontáneo intérprete se ha paseado por el vagón con su bolsito abierto por si alguién quería colaborar con la causa, al colocarse al lado de la chica antes descrita ella le ha dicho que no tenía nada para darle, que ella estaba peor que él. Realmente en apariencia así era, y estoy seguro que todos los que estábamos en el vagón hemos pensado que el músico era un osado al esperar que esta chica pudiera ofrecerle algo. Entonces ha ocurrido la moraleja de la historia, él le ha dicho: "con una sonrisa basta".

Y es que una sonrisa puede valer y reconfortar más que todo el dinero y las cosas materiales del mundo. Ella le ha correspondido con una sonrisa y con una mirada de complicidad entre ámbos el músico del metro se ha alejado por la hilera de vagones para seguir regalando vete a saber que momentos y moralejas para aquel que los quiera ver.

Halloween e Independentismo

Cuando yo llegué a Catalunya por segunda vez en mi vida, y para vivir durante cuatro años un (ahora muy lejano) 15 de Julio de 2008, las cosas eran muy distintas a cómo son ahora.

Se podría decir que en esta sociedad de la inmediatez que hemos creado todo cambia muy deprisa y sobrevive quién mejor se acaba adaptando a todo. Ya no somos personas de convicciones firmes, porque culturalmente la sociedad ha perdido toda convicción y lo importante es saber cambiarlas cada vez que el escenario lo requiera, al fin y al cabo todos evolucionamos y pa'l ratito que estamos vivos lo importante es ser feliz.

Pero no era del todo esto de lo que quería hablaros, aunque tenga que ver, sino de Halloween e independentismo. Tal como venía contando, a finales de 2008 celebré mi primer Halloween, y fue en Cataluña, vestido de un intento barato de vampiresa (Halloween sí, pero con humor). Aquella fiesta pagana que jamás había celebrado y que en Lepe sonaba a puro 'snobismo' vino a mi en Barcelona y yo salí a pasármelo bien. Aquella noche éramos cuatro gatos disfrazados en Razzmatazz y yo acabé despojado de toda dignidad bajo la lluvia.

Se diría que con el independentismo pasó lo mismo, cuando llegué a Cataluña no era el pensamiento imperante, ni se hablaba tanto de ello y la sociedad catalana aún aspiraba a obtener un mejor estatuto con el que normalizar y mejorar sus relaciones con la Administración Central (también hubo un día en el que la mayoría de este país confiaba en Zapatero). A mi me molesta que se confronten pueblos y sociedades hermanas cuando aquí lo que realmente hay confrontadas son dos administraciones: la central y la autonómica.

Pero tampoco esta vez me quiero salir del tema que me ha traído hasta aquí. A mediados de 2008, en Cataluña (y ahora que vivo fuera de ella) ni el halloween ni el independentismo eran 'mainstream', sin embargo viendo los facebooks de mis amigos hoy y en la Díada de Cataluña está claro que eso ha cambiado.

Bueno, al menos es un alivio saber que vivimos en una sociedad de convicciones etéreas y que los principios que rigen hoy vete a saber cómo serán mañana, porque como dijo aquel sabio cuyo nombre no recuerdo: "Éstos son mis principios y si no te gustan tengo otros".

Feliz día de Todos los Santos :)

Democracias en crisis

Hace unos días oí decir a un señor muy inteligente y muy sabio en la televisión que el modelo de democracia actual está en crisis.

Después de una época industrial en la que los miembros de la población pasaron de ser súbditos a ser ciudadanos se produjo un salto cualitativo fundamental. El individuo, en su concepción holística, pasaba a cobrar una importancia relevante y fundamental, y las conquistas sociales y laborales iban configurando un nuevo mapa socioeconómico que exigían nuevos modelos de gestión. El súbdito y vasallo que había de rendir cuentas a su rey o señor pasaba ahora a ser ciudadano que reclamaba derecho a decidir, creímos y creamos la Democracia. La falsa, el conato, el esbozo y embrión dónde se pueden elegir a unos representantes que no te representan cada cuatro años.

Bueno, no está mal. Ahora que la vieja Europa, escenario de estos pasajes históricos por excelencia, está en crisis; ahora que termina la era de Piscis y comienza la era de Acuario, es cada vez más palpable y notable ese cambio de conciencia que estamos llevando a cabo al ser humano que habrá de llevarnos a un nuevo modelo, a un siguiente estadio, a unas sociedades que sean mejores y más justas para todos, donde aún rozando cualquier imperfección, seamos cada vez más protagonistas de nuestro propio destino, y decidir no sea sólo un regalo que se nos permite cada cuatro años.