sábado, 2 de agosto de 2008

amor propio

Si hay algo que envidie de los catalanes sin duda es el amor propio, por su tierra, por su cultura y por su gente. Nada que ver con el chauvinismo sevillano, eh. Los catalanes, y su tan nombrado estatut, en el que la polémica se basa principalmente en la financiación (la pela es la pela)... pero la verdad que estos terrenos de política e intereses me resultan farragosos.

Si puedo opinar de asuntos más cotidianos, que están en la calle, que se palpan. El catalán se habla sin complejos, y eso me parece tan admirable... ¿pero por qué sin embargo un andaluz modifica su acento y expresiones típicas a la mínima que detecta que la otra parte no le puede entender? Sobre todo si se trata de un andaluz con cultura. Aquí quizá es donde radique la mayor diferencia, el catalán es firmemente defendido y hablando por la gente con nivel cultural y poder adquisitivo (y el castellano más usado en la calle y ambientes marginales). Y en andalucía, el andaluz (si es que el andaluz se puede considerar ni tan siquiera un dialecto) es relegado a los barrios, los ambientes rurales, la gente sin estudios,... el ceceo o seseo y otras características de nuestra forma tradicional de hablar nos hacen sonrojar si de repente el interlocutor parece no entendernos (algo que no les pasa a los catalanes).

A lo mejor es demasiado intrincado esto que expongo, pero pongo un ejemplo muy concreto. De toda la vida en el colegio, en Andalucía, se nos ha machacado con que los nombres propios, las personas, no llevan artículos (está mal decir "el Juan", o la "Rocío", aunque se escucha sobradamente en la calle o ambientes informales). Aquí, en el catalán, no es solo extensamente común decir los nombres personales con artículos, sino que además es regla gramatical. Razón sine quanon aquí soy sin más remedio "El Jaime"... bueno, "El Jaume". Supongo que son ensoñaciones de un andalucista trasnochado, pero quizá algún día llegue a ver mi nombre escrito de forma oficial como " Er Jaime".

1 comentario:

Anónimo dijo...

Si tod@s habláramos de la misma forma sería aburridísimo. Ya no te cuento si todos fuéramos idénticos...

Un saludo, "pisha".