sábado, 9 de enero de 2010

¿Educar?

Como muchos sabéis hace unos meses que trabajo en un centro de menores. No es el primer centro de menores en el que trabajo, pero bueno, si resulta muy diferente de la otra experiencia que tuve en el verano de 2008. Si bien el centro en el que trabajo ahora me resulta más hogar, se intenta que los niños que viven aquí y que tienen la desgracia de no poder vivir con sus familias al menos tengan algo lo más parecido a un hogar posible, dentro de sus limitaciones.

Ser educador es muy complicado, la verdad que cuando estudiaba la carrera ya me lo imaginaba pero me sentí siempre con mucha confianza de poder ser un buen profesional. Supongo que es como ser padre (haciendo esta reflexión se me viene a la mente mi amiga Paloma); puedes creer que estás muy preparado y que sabrás enfrentarte a todas las situaciones pero después está la realidad, cruda y dura. La educación es un concepto complejo y una materia difícil de asimilar y aplicar. Me imagino que como educador puedo decir que trabajo en dos planos: uno el de los hábitos y las rutinas y el que más complicado me resulta: las emociones.

Los hábitos y las rutinas no son del todo difíciles de trabajar, es todo aquello que nuestras madres nos decían: no andes descalzo por la casa porque te vas a resfriar, a poner la mesa, haz la cama, ahora toca siesta, ahora toca parque, ahora toca deberes, ahora toca, ahora toca... Es mandar sin más y simplemente porque hay una inercia que te lleva a seguir ese camino, el de la "normalidad", aquella en la que todos hemos vivido y pretendemos que vivan los demás, empezando por los más pequeños claro que al fin y al cabo se trata de que reproduzcan todo lo que en nuestro día aprendimos. Lo cual es muy paradójico, porque yo recuerdo de pequeño cuanto odiaba los convencionalismos sociales, que hubiera que hacer cosas simplemente porque tocaba, o hacerlas de determinada manera simplemente porque todo el mundo lo hacia así, y especialmente recuerdo cuanto odiaba que me mandaran ponerme zapatos pues estar descalzo para mí era sinónimo de felicidad. Pero al final todos acabamos pasando por el aro, y hoy me descubro a mi mismo intentando inculcar en los niños todos aquellos hábitos y rutinas que sin yo darme cuenta y a pesar de lo que los odié, aprendí.

Y me di cuenta de una cosa, al final lo que te enseñan en tu casa es lo mejor. Hace poco tuve una "discusión" con una compañera porque yo quería que los críos, nada más desayunar se fueran a vestir y se peinaran (aunque fuéramos a quedarnos en el centro) y ella consideraba que no, que mejor que se quedaran en pijama, que era como hogareño y que le inspiraba ternura... Inmediatamente pensé en mi madre, y el coraje que le daba que yo me estuviera todo el día en pijama, antes del almuerzo aún siendo fin de semana en mi casa había que vestirse. Efectivamente, ni yo ni ella teníamos más razón el uno sobre el otro sino que habíamos recibido educaciones distintas. Y pensé ¿esto te lo enseñan en la carrera? No, de esto nunca me hablaron, sólo de pedagogía trasnochada nada útil en los tiempos que corren (y que dudo que fuera útil alguna vez).

Y bueno, en segundo lugar está el plano afectivo. Como ya he comentado no es complicado andar poniendo normas y mandando a los críos que hagan cosas... no, si estos están bien y en sus cabales. Pero ¿qué pasa cuando un niño está deprimido y no sabes bien porqué? o ¿intuyes porqué pero es tan fuerte que no sabes como abordarlo? ¿qué estrategias educativas seguir cuando pierden el control? ¿Cuando la psicosis se apodera de ellos? Mi formación universitaria quizá iba más encaminada en esto que en lo anterior que he comentado y aún así resulta más complicado y complejo afrontarlo. En cientos de libros y manuales se manejan recetas y en todas partes cuecen habas pero que nadie me engañe, al final se aprende a base de palos.

1 comentario:

rose dijo...

Sempre he pensat i t'he dit, veient el tracte que dones als nens que series un gran mestre.També que l'educació rebuda ens pot condicionar moltes de les nostres accions vers els altres. Educar en les emocions és la tasca més dificil que pot tenir qualsevol persona. És evident que l'implicació emocional i en consequència desgast personal no es pot evitar. Això no t'ho ensenya ningú. Arribat a aquest punt és quan et planteges la importancia dels models rebuts a la infància que sens dubte marquen i condicionen a tothom. Percebre que t'estimen i es preocupen per tu penso que és el millor remei, i d'això de donar carinyo i crear "bon rotllo" ja ets un gran mestre. Ets molt afortunat perquè les persones que són com tu sempre tindran al costat gent que els estimi de debó.