viernes, 25 de mayo de 2012

San Cosme

Hace dos años y varios meses que llegué a San Cosme. Es el barrio donde está el Centro Abierto en el que trabajo y es un barrio particular. En realidad todos los barrios son particulares y tienen sus caracterícticas especiales, pero San Cosme es diferente, es especial.

Una de las cosas que más me llama la atención es el contraste que puede llegar a haber entre el barrio y Barcelona, separados por apenas 15 minutos en mi moto, por no hablar entre el barrio y el aeropuerto, a 5 minutos en BUS. Es curioso percatarse de lo difícil que sería para cualquier habitante del barrio viajar en avión mientras el segundo aeropuerto más importante de España se encuentra a 5 minutos de sus casas. A veces lo he pensado, reflexionando sobre lo que supondría para muchos de ellos tomar un avión, viajar a otra ciudad o a otro país, facturar la maleta, embarcar, atender a las instrucciones de seguridad de la azafata, guardar cola, mantener orden y respeto a bordo del avión, y aceptar los precios del bar a bordo sin escandalizarse ni decirle a la paya de turno que sirva las bebidas que ellos las pueden comprar dónde el moro a cincuenta céntimos, y no a dos euros cincuenta.

Lo pienso, me lo imagino, y se me esboza una sonrisa amarga porque por un lado la estampa es simpática pero por otro no puedo evitar sentir cierta pena y frustración por saber que estas gentes no tienen la oportunidad de viajar, que el barrio es toda su realidad, la que mejor conocen y en la que se sienten cómodos. Y fijaos que lo que más pena me produce es precisamente eso, que se trata de una barrera cultural y no económica la que les impide viajar y atreverse a explorar lo desconocido, ante lo desconocido sienten pánico y una inseguridad inhusitada.

Es fácil, y barato realmente, hoy en día tomar un avión, con una conexión a internet y sin seleccionar fechas muy controvertidas puedes volar con compañías como Ryanair por menos de 50 euros. Es un dibero importante para el barrio, pero seguro que podrían asumirlo, no está ahí el problema, no es ese el 'handicup'...

Al fin y al cabo, si nos miramos a nosotros mismos todos tenemos nuestros complejos y a nadie le gusta sentirse inferior en realidades que no conoce o ámbitos que no domina, ¿Cuántos de vosotros se sentirían cómodos en una de esas regatas veraniegas en Mallorca de las que participa el Rey, o asistiendo a una cena de gala con gente de la alta sociedad? Es una comparación absurda pero da que pensar...

Yo que no he estado con el Rey, pero voy cada día a trabajar a San Cosme, me quedo con su gente que casi siempre me parece más "noble" que toda la realeza.

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