martes, 6 de noviembre de 2012

Con una sonrisa basta

La verdad que como Bilbao es una ciudad no muy grande y bastante manejable no cojo demasiado el metro, pero hoy se ha dado la ocasión y he vivido una situación a bordo de él que quiero compartir.

Dos estaciones después de haber subido al vagón han entrado a él un chico y una chica de aspecto deteriorado y demacrado, parecía bastante evidente que son o han sido muy consumidores de drogas. Se han sentado cerca mía. Unos momentos después ha llegado un hombre suramericano de mediana edad con su guitarra y ha comenzado a tocar una canción que, siendo sincero, me ha parecido realmente buena, de una melodía exquisita y con una letra muy cuidada.

Más tarde, cuando el espontáneo intérprete se ha paseado por el vagón con su bolsito abierto por si alguién quería colaborar con la causa, al colocarse al lado de la chica antes descrita ella le ha dicho que no tenía nada para darle, que ella estaba peor que él. Realmente en apariencia así era, y estoy seguro que todos los que estábamos en el vagón hemos pensado que el músico era un osado al esperar que esta chica pudiera ofrecerle algo. Entonces ha ocurrido la moraleja de la historia, él le ha dicho: "con una sonrisa basta".

Y es que una sonrisa puede valer y reconfortar más que todo el dinero y las cosas materiales del mundo. Ella le ha correspondido con una sonrisa y con una mirada de complicidad entre ámbos el músico del metro se ha alejado por la hilera de vagones para seguir regalando vete a saber que momentos y moralejas para aquel que los quiera ver.

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