lunes, 28 de septiembre de 2009

La alegría de elegir

Hoy, cuando ya había acabado mis clases en la universidad, cuando ya había tomado el metro y me había chupado toda la línea verde, cuando ya caminaba entre la bella arquitectura que rodea la plaza de España he recapacitado sobre "la alegría de elegir" al pasar por delante de un kiosko. No ha sido porque haya leído ningún titular revelador o porque me hayan entrado cagaleras filosóficas.

La responsable ha sido una niña, de unos 8 años, a la que el padre le ha dado la opción de comprarse un helado y ELEGIR uno de entre todos los que aparecían en el cartel. La cara de esa niña en ese preciso instante era la viva imagen de la felicidad, del gozo, de la satisfacción por el anhelo alcanzado.

No me he parado a comprobar con cual helado finalmente se quedaba la niña, pero he tomado nota de la lección: La gente es feliz si puede elegir.

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